Año: 2024
Duración: 119 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Fede Álvarez
Guion: Fede Álvarez y Rodo Sayagues
Música: Benjamin Wallfisch
Fotografía: Galo Olivares
Reparto:
Cailee Spaeny, David Jonsson, Archie Renaux, Isabela Merced, Spike Fearn, Aileen Wu...
En el año 2142, Rain Carradine (Cailee Spaeny), una joven arponeada por reclamos laborales injustos en la colonia Jackson’s Star, decide escapar junto a su hermano androide Andy (David Jonsson), su exnovio Tyler (Archie Renaux), la hermana embarazada de ese, Kay (Isabela Merced) y dos compañeros más.
Su plan: subirse al carguero Corbelan IV con el objetivo de hacerse con cámaras criogénicas abandonadas en la estación espacial Renaissance (dividida en módulos llamados Romulus y Remus) y huir hacia un planeta llamado Yvaga III donde los androides están prohibidos.
Al llegar, con la estación a punto de colisionar, liberan una plaga de facehuggers que desencadena un bloqueo. Mientras recuperan las cápsulas, Navarro resulta infectada y da a luz a un xenomorfo. La situación se descontrola: la estación amenaza con desintegrarse, la criatura crece sin parar y Andy, sometido a un chip reprogramado, obedece órdenes corporativas en lugar de proteger a Rain.
Saturn Award 2025 a la Mejor Película de Terror
La película tiene escenas con un diseño cuidado y algunos efectos que funcionan, pero más allá de la fachada, no hay mucho más. La historia no solo no aporta nada nuevo, sino que encima enreda aún más el ciclo de vida del xenomorfo con ideas que rozan el disparate. Todo parece hecho para impactar visualmente o buscar el susto fácil, pero no hay verdadero terror ni tensión. Lo peor es que todo es demasiado previsible. Sabes quién va a morir, cuándo va a pasar y cómo.
El reparto cumple, con Cailee Spaeny dando la cara como protagonista pero realmente ninguno logra hacernos conectar del todo con lo que está en juego.
En el fondo, lo que más me duele es pensar en lo que Alien fue y en lo que se ha convertido. Esta nueva entrega es otro intento de exprimir una franquicia agotada, una más en la lista de secuelas que no aportan nada y que solo existen para sacar un poco más de dinero. Seguimos volviendo, como quien se aferra al recuerdo de lo que fue, aunque ya no quede nada.
Una película vacía disfrazada de homenaje, que confirma que Alien ya no tiene nada nuevo que decir.
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