Título original: Le Comte de Monte-Cristo
Año: 2024
Duración: 178 min.
País: Francia
Dirección: Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière
Guion: Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière
Música: Jérôme Rebotier
Fotografía: Nicolas Bolduc
Reparto:
Pierre Niney, Anaïs Demoustier, Laurent Lafitte, Anamaria Vartolomei, Vassili Schneider, Patrick Mille, Pierfrancesco Favino, Julien De Saint Jean, Bastien Bouillon, Oscar Lesage, Bruno Raffaelli...
Edmond Dantès, un joven marinero lleno de esperanza, ve cómo su vida cambia abruptamente cuando es traicionado por sus amigos más cercanos y encarcelado injustamente en el Château d'If.
Durante su tiempo en la sombría prisión, Edmond encuentra una inesperada guía en el anciano Abbé Faria, quien no solo le revela un inmenso secreto sobre un tesoro escondido, sino que también lo transforma en un hombre astuto y calculador.
Años después, tras una espectacular fuga, Edmond emerge como el enigmático Conde de Montecristo. Con su nueva identidad y una fortuna incalculable, inicia un elaborado plan para destruir a quienes lo condenaron. Pero a medida que su venganza se desarrolla, se enfrenta a preguntas profundas sobre la justicia, la humanidad y el precio de dejarse consumir por el odio.
Tenía muchas expectativas para ver El Conde de Montecristo, dirigida por Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière. Siempre he sido muy fan de las obras de Alexandre Dumas, así que tenía muchas ganas de ver cómo habían adaptado esta novela. Visualmente no se puede negar que es impresionante, con unas localizaciones espectaculares, un diseño de producción impecable por lo que nos regalan un auténtico festín para la vista.
Sin embargo más allá de lo que nos encontramos en la superficie, la película no ha logrado atraparme y eso que me encantan todas las películas basadas en obras de Dumas... o quizás precisamente por eso. Desde el principio he sentido que los hechos que nos narran estaban simplificados en exceso sacrificando la profundidad emocional de la historia. Los dramas y las traiciones, que deberían partirte el alma, apenas consiguen provocarte algo y las actuaciones, aunque correctas, no terminan de transmitir intensidad por lo que al final todo me ha resultado un poco frío.
La última parte parece un melodrama de sobremesa exagerado con una pelea final casi interminable que terminó de romper la magia aunque las tres horas se pasan rápido gracias al espectáculo visual.
La mejor parte sin duda es para el apartado visual, la recreación de época y el ritmo que hace que el tiempo pase rápido y lo peor diría que es la falta de profundidad, la frialdad emocional y el desenlace demasiado folletinesco.
Por hacer un resumen diría que El Conde de Montecristo es entretenida y visualmente impactante, pero le falta alma. Es una película ideal para desconectar y disfrutar del espectáculo, pero no esperes una adaptación que te emocione o haga justicia al espíritu de la obra original. Una oportunidad desaprovechada, aunque bonita de ver.
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