domingo, 19 de enero de 2025

Flow, un mundo que salvar







Título original: Flow
Año: 2024
Duración: 83 min.
País: Letonia
Dirección: Gints Zilbalodis
Guion: Matiss Kaza y Gints Zilbalodis
Música: Rihards Zalupe y Gints Zilbalodis
Fotografía: Animación




La historia sigue a un gato solitario que, tras una inundación que destruye su hogar, encuentra refugio en un barco habitado por diversas especies animales. 


A pesar de sus diferencias, deben unirse para enfrentarse a los desafíos de un mundo postapocalíptico cubierto de agua y sin presencia humana.






Globo de Oro 2024 Mejor Película de Animación
Premio del Cine Europeo EFA 2024 a la Mejor Película de Animación
Gran Premio del Jurado del 21 Festival de Sevilla de Cine Europeo
Premio al Mejor Montaje en el 21 Festival de Sevilla de Cine Europeo
Premio a la Mejor Película de Animación 2024 del Círculo de Críticos de Nueva York


Premio de la Asociación de Críticos Norteamericanos 2024 al Mejor Largometraje de Animación


Premio del Público 2024 del Festival de Morelia
Premio a la Mejor Película de Animación 2024 de la Asociación de Críticos de Los Ángeles


Premio a la Mejor Película de Animación 2024 de la Asociación de Críticos de Chicago


Premio a la Mejor Película de Animación 2024 de la Asociación de Críticos de Boston


Premio del Público 2024 en el Festival de Annecy
Premio a la Mejor Música Original 2024 en el Festival de Annecy
Premio Especial del Jurado 2024 en el Festival de Annecy
Premio Fundación Gan a la Distribución 2024 en el Festival de Annecy
César 2025 a la Mejor Película de Animación





Todavía estoy procesando todo lo que esta película me ha hecho sentir. Desde el primer minuto, me atrapó su propuesta: una narrativa sin diálogos que deja todo el peso en los gestos, sonidos y la belleza de su animación. Esta ausencia de palabras, lejos de ser una limitación, potencia el mensaje y la experiencia emocional de la película. Es impresionante cómo, sin una sola línea de texto, consigue transmitir tanto.
Desde mi punto de vista la naturaleza, más que los propios animales, es la verdadera protagonista de la película. Los paisajes son tan vibrantes, tan vivos, que parecen respirar por sí mismos. Cada árbol, cada gota de agua, cada destello de luz en el horizonte está cargado de vida y significado, y las escenas acuáticas son una auténtica obra de arte. Aunque la animación no busca la perfección técnica, tiene un toque artesanal que le da personalidad y terminar por ser más auténtica.
Los comportamientos de los animales, sus movimientos y hasta sus gestos emocionales son impecables... y como compañera de vida de perros y ahora un gatito, me quedé fascinada con la precisión de cada detalle.
Pero Flow no es solo un deleite visual, es también es un importante mensaje para la humanidad. En un mundo postapocalíptico, donde la supervivencia depende de la cooperación, la película nos invita a reflexionar sobre nuestra propia realidad. Los desastres a los que se enfrentan los animales no están muy lejos de lo que vivimos en la actualidad con el cambio climático y la resiliencia y la esperanza se convierten en las claves para superar los desafíos más difíciles.
No voy a mentir, lo reconozco... hubo momentos en los que sufrí y mucho, porque Flow no endulza la realidad: es dura, realista y, al mismo tiempo, esperanzadora.
Lo mejor de la película para mi sin duda es su capacidad para emocionar. Devuelve la fe en el cine como herramienta para despertar conciencias y lo peor, si es que puedo llamarlo así, es que su estilo artístico quizá no sea del gusto de todos, pero para mí, es justo esa imperfección lo que la hace especial.
Resumiendo diría que Flow es un viaje visual y emocional que te sacude, te inspira y te hace reflexionar.






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