Título original: Le Tout Nouveau Testament
Año: 2015
Duración: 113 min.
País: Bélgica
Dirección: Jaco Van Dormael
Guion: Jaco Van Dormael y Thomas Gunzig
Música: An Pierlé
Fotografía: Christophe Beaucarne
Reparto:
Pili Groyne, Benoît Poelvoorde, Marco Lorenzini, Yolande Moreau, Catherine Deneuve, Laura Verlinden, François Damiens, Serge Larivière, Romain Gelin, Didier De Neck, Anna Tenta, Bilal Aya, David Murgia, Louis Durant...
Premio del Cine Europeo a la Mejor Escenografía
¿Qué pasaría si Dios existiese y viviese en Bruselas? Pues así es... Dios vive en Bruselas, pero no es el todopoderoso creador que pudiésemos pensar. Es un patético hombre cobarde, con unos códigos éticos bastante cuestionables, además de un maltratador con su familia.
Es por ello, que un buen día, su hija Ea, harta de su vida en el pequeño apartamento donde viven en la capital belga, decide rebelarse contra su padre, usando el ordenador de su progenitor y rebelando a todo el mundo la fecha de su muerte. Esto trastocará todos los planes de la humanidad y todo el mundo comenzará a replantearse su existencia, haciendo que todos se pongan a pensar que hacer con los días, meses o años que les quedan por vivir.
Poética, provocativa y divertida con un reparto brillante, podría ser el resumen de esta recomendable película. Posiblemente sea de las mejores películas que se hayan hecho en el 2015, aunque tengo la sensación que en su momento pasó bastante desapercibida (ojalá esté equivocada).
El director de esta inteligente película nos regala escenas memorables, con muchos mensajes subliminales que te golpean directamente al estómago de la conciencia, con momentos de una belleza mágica y con reflexiones sobre la importancia del vivir el ahora y no anclarse en el pasado o temer al futuro.
Una quijotesca sátira, envuelta en un cuento bíblico, con un guion extremadamente inteligente, lleno de giros agudos que te despiertan la sonrisa, a veces la carcajada y algunos chutes de realidad envueltos en ironía.
Absolutamente todo el reparto es extraordinario, pero si hay que destacar a alguien sería a Benoît Poelvoorde que borda su papel del patético Dios al que se le escapa el control de todo lo que ha creado a su alrededor para entretenimiento de sus amargados días.
También destacaría la maravilloso banda sonora que se convierte en un protagonista más, creando escenas de una asombrosa belleza.
En resumidas cuentas, esta es una entretenida, surrealista y afilada película que seguro, además de hacerte pasar un buen rato, no dejará indiferente a nadie.
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