Año: 2024
Duración: 119 min.
País: Italia
Dirección: Maura Delpero
Guion: Maura Delpero
Música: Matteo Franceschini
Fotografía: Mikhail Krichman
Reparto:
Tommaso Ragno, Giuseppe De Domenico, Roberta Rovelli, Carlotta Gamba, Sara Serraiocco...
Ambientada en 1944, en el remoto pueblo alpino de Vermiglio, al norte de Italia, la historia se centra en la familia Graziadei, liderada por Cesare, el maestro local. La llegada de Pietro, un soldado siciliano desertor, altera la rutina familiar, especialmente al enamorarse de Lucía, la hija mayor.
Este acontecimiento desencadena tensiones internas que reflejan las transformaciones sociales y culturales de la época.
Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia 2024
Vermiglio me ha dejado una sensación difícil de explicar... no es un drama bélico al uso, la guerra es una presencia constante, como un telón de fondo que todo lo condiciona, pero no es el centro de la historia, porque el centro son las personas, especialmente las mujeres, mujeres atrapadas en una sociedad cerrada, marcada por el machismo, la religión, el aislamiento y la rutina de lo rural.
Maura Delpero consigue retratar ese mundo con gran delicadeza, sin recurrir al dramatismo y lo que vemos es el día a día de una comunidad que sobrevive como puede en una época dura, con la guerra apenas a unos kilómetros y la represión mucho más cerca, metida en las casas, en las costumbres, en las miradas.
Lo que más me ha gustado es cómo logra hablar de tantas cosas sin decirlas directamente. El patriarcado, la maternidad, la culpa, la religión, el deseo, la muerte, la pobreza... están presentes, pero en forma de susurros, de gestos, de silencios. Es una película que te obliga a estar atenta continuamente, por eso también entiendo que pueda llegar a hacer desconectar a quienes buscan un ritmo más ágil o una historia más marcada ya que aquí todo es muy sutil, todo es lento, todo es contenido y a veces todo ello hace que te cueste mantener la atención.
La fotografía es preciosa por su forma de capturar esa región montañosa del norte de Italia, con su luz gris, su nieve, su silencio. Se respira frío, se respira soledad, se respira rutina y eso contribuye mucho a que entres en la atmósfera.
Me ha parecido muy interesante cómo se aleja del típico relato de la guerra para centrarse en esas pequeñas tragedias que la guerra deja en los márgenes. La pérdida, la ausencia, la maternidad vivida en soledad, el deseo reprimido... todo eso está presente, pero con una contención que a veces duele más que si se mostrara abiertamente.
Vermiglio es una película exigente, no por compleja, sino porque requiere paciencia pero si te dejas llevar, si entras en su ritmo y aceptas su tono austero, puede resultar muy interesante. Una película que habla de mujeres invisibilizadas, de vidas pequeñas que en realidad son enormes, de resistencias silenciosas en medio del ruido de una época que no dejaba lugar para la libertad.
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