domingo, 21 de septiembre de 2025

Sirat. Trance en el desierto





Título original: Sirât
Año: 2025
Duración: 114 min.
País: España
Dirección: Oliver Laxe
Guion: Oliver Laxe y Santiago Fillol
Música: Kangding Ray
Fotografía: Mauro Herce 
Reparto:
Sergi López, Bruno Núñez, Jade Oukid, Stefania Gadda, Richard Bellamyun, Tonin Javier, Joshua Liam Herderson, Kangding Ray...


Luis (Sergi López) es un padre desesperado cuya hija, Mar, ha desaparecido tras asistir a una rave en Marruecos. Junto con su hijo Esteban (Bruno Núñez), emprende un recorrido intenso por el país norteafricano que le lleva de rave en rave, atravesando montañas y el desierto del sur, con la esperanza de encontrarla en esa “última fiesta” que creen que podría tener pistas.

En ese tránsito, ambos se sumergen en un mundo desconocido, lleno de música electrónica, comunidades de jóvenes raveros, libertad contracultural y paisajes tan duros como poéticos.




Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2025




Sirat, de Oliver Laxe, me ha dejado una sensación contradictoria. Por un lado, no hay duda de sus buenas intenciones ni de la integridad con la que está concebida, se nota la originalidad, la búsqueda de un lenguaje propio y el deseo de llevar al espectador a un terreno distinto, más sensorial que narrativo pero lo cierto es que me ha costado entrar en la historia y en muchos momentos, me ha costado también entender qué pretendía contarnos realmente. He tenido la sensación de encontrarme en un puente que prometía llevarte al otro lado del infierno... hacia un paraíso, pero al llegar al final del puente descubres que ese paraíso no existe y que sigues atrapada en el mismo lugar.
No hay una historia clara, no hay trama definida, no hay profundidad en los personajes más allá de los gestos y los silencios y todas esas carencias se intentan cubrir con efectos emocionales que pueden impresionar de manera inmediata, pero que a mí me resultaron huecos. Da la sensación de que se confunde el impacto emocional con la grandeza artística, como si el simple hecho de salir del cine en silencio ya significara que hemos visto algo bueno... y en mi opinión, no es así.
Aun así, hay cosas que rescato. El guion se apoya en miradas, en silencios que se respiran en cada plano, la intriga se va colando sin darte cuenta de principio a fin ante la incertidumbre constante de un viaje que parece no avanzar nunca del todo y Laxe confía en las imágenes y en la paciencia del espectador... esa confianza que puede ser admirable aunque no siempre funcione.
Las interpretaciones, especialmente la de Sergi López, aportan un ancla emocional y logran transmitir más en un gesto contenido que en cualquier diálogo y por encima de todo, está la fotografía: los paisajes del desierto, las montañas y las raves son visualmente hipnóticos. El uso de la luz natural y los encuadres abiertos acentúan la sensación de pequeñez y fragilidad de los personajes frente a un mundo inmenso e indiferente.
La música electrónica, omnipresente en las escenas de rave, se convierte en una fuerza envolvente y diría que hasta hipnótica, que contrasta con el silencio sepulcral del desierto y ese choque entre ruido y vacío refuerza la deriva existencial de los personajes y del propio espectador, que se siente arrastrado a un estado de incertidumbre constante.
Resumiendo diría que Sirât me parece una película con destellos visuales y sonoros potentes pero con un vacío narrativo que en mi caso pesa demasiado. Se percibe más como una experiencia sensorial que como una historia con fondo y ese desequilibrio hace que su propuesta no termine de sostenerse.





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